1930

Nada teme quien ama y perdona

03/08/2010

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De las tinieblas a la luz caminan las criaturas humanas, la mayoría de ellas llegadas aqui desde el exilio.

Al no ser este el primer ciclo expiatorio que viven, grande es la responsabilidad de aquellos que permanecen atascados em las franjas inferiores y que sufrirán uma nueva degradación durante la Selección que se está dando en la Tierra.

La lentitud com la que sucede la evolución de los seres es notoria. Sus Tutores, entristecidos, no desisten em su trabajo incasanble de despertar al pupilo a un cambio de sintonía, para que salga de las franjas del desequilíbrio em busca del equilibrio com las Leyes Divinas.

Salvo un pequeño contingente que está consiguiendo una cierta ascensión vibratória desde hace algunas encarnaciones, la gran mayoría de hermanos aún están atascados en dimensiones inferiores, habitando los guetos de las "ciudades umbralinas" y abismales; éstos no conseguirán sanear su interior antes de que se manifieste la Nueva Era. Estos son los millares de almas sufridoras, anestesiadas y cristalizadas mentalmente en vidas pasadas, ajenas al presente, pues su mente está inmersa en el pasado de errores, vicios y decadencia moral. No tienen fuerzas para suplantar las fronteras de las "ciudades inferiores", ni para emitir un pensamiento iluminado de socorro.

A montones son rescatados por el Ejército de Cristo, acomodados en Colonias o Puntos de Primeros Auxilios, cercanos a las capas densas, para después ser transferidos a las Naves Hospital, rumbo al exilio planetario.

El saneamento de las dimensiones inferiores es intenso, y entre luchas y rescates, la Luz avanza sobre las Tinieblas.

Ignorando lo que sucede a su alrededor, más allá de los ojos físicos, la humanidad sigue instintivamente alimentando a los seres de las tinieblas, manteniéndose en niveles vibratórios distintos de aquellos que podrían salvarlos del dolor y el exilio.

Acumulan el oro que pesa en sus consciencias delictivas, manteniéndolos atascados junto a las siniestras fieras que desean dominar el Planeta.

Engañados, hipnotizados, permanecerán em las ruedas de sufrimiento de los planetas de pruebas y expiaciones.

Teme a la muerte, aquel que posee una consciencia culpable y siente la presencia de las fieras que le esperan en el más allá. La muerte no aniquila la culpa; expone al infractor a su verdadera forma.

Nada teme quien ama y perdona, pues alcanzará los Portales de Luz.

Jesús, todo amor, nos guía.

Un Cireneo

(Deva Hu)

GESH - 22/07/2010 - Vitória, ES - Brasil




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